La cascada

Llegué al lado de la cascada con una paloma blanca sobre mi dedo índice. La alcé hasta mi altura mientras paseaba por allí, sonriéndo y hablándole a la paloma.

Parpadeé varias veces, quedándome callada al olfatear un olor enemigo: vampiro. Me puse tente, como pone tiesas un perro sus orejas cuando está atenta. Miré a mi alrededor y ahí estaba, un vampiro sentado y ocultando su rostro.

Puse morritos, quedandome pensativa y dejé libre la paloma. Llevé mis manos a mi espalda y me acerqué inocentemente a él dando un rodeo y mirandolo de arriba a abajo.

Alcé una ceja, despreocupada ante la idea de que podría ser peligroso.
-Yo no soy tan asquerosa como vosotros, no te preocupes -siseé cruzándome de brazos.

LLegué a la cascada distraídamente. A lo lejos divisé a una licántropa y por lo visto a un vampiro.
Solté un bufido y no les presté atención.
Me senté al lado de la cascada contemplando el agua.

Me giré y vi al chico. Lo examiné con una ceja enarcada.
No sabía que los vampiros se las dieran de sociales.
Bufé.
- Hola..

Me giré al ver cómo llegaba otra chica.
Como estaba de sociable la gente ultimamente.

- Aurora -me presente con una amplia sonrisa.- Un placer conocerte a tí también.
Miré a la otra sombra, eso si que era simpatía y el resto eran tonterías...

Miré a la chica con mayor detenemiento. Al parecer era como yo. Sonreí divertida y me levanté del suelo. Me acerqué a ella.
- Hay cuervos y buitres, cuando decidas lo que quieres ser, ven a buscarme y me lo dices.- la miré fijamente.- Piénsalo detenídamente porque es crucial.- dije dándome media vuelta y volviendo a sentarme al lado de la cascada.

Miré a la chica, sorprendida. Madre mía, estaba loca.
- Un segundo -murmuré a Lucius.
Me acerque a la otra y le dije:
- Dime qué eres tú para elegir lo contrario, no me gustaría ser una amargada -le dije.
Después me dirigí a la orilla del lago.
Me apoyé contra un árbol y empecé a hacerme una trenza.
- Qué rara es aquella... -dije distraída.

Sonreí divertida.
- No sabes dónde te metes.- dije tranquilamente.- Deshonras a tu raza.- Me levanté del suelo y salí de allí

- ¿Eso era una amenaza? -dije todavía en shock.
Después sacudí la cabeza, estaba loca, definitivamente.
Miré a Lucius y sonreí.
- Soy del Pueblo Sombra, ¿y tú?